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Somos Obra de Arte


Líder de Opinión Grupo Plasencia

2024-02-14

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Non finito.

Quisiera contarles una historia. Es la historia de una escultura del renacimiento. Lo interesante es que es difícil describirla: ¿qué es? ¿qué pudo haber sido? ¿quién intentó esculpirla? Son preguntas que no podríamos responder. Justo su nombre nos indica su identidad desde un inicio: “il non finito”, la obra no terminada. Un imponente bloque de mármol informe intenta hacer emerger una figura humana. Se asoman un par de piernas y un cuerpo que quisiera resurgir de entre la frialdad del mármol: ¿Un Hércules tal vez? ¿Algún dios romano? La pregunta sigue abierta al momento. Y es, justamente, este bloque, manchado y poroso, quien se ha quedado estacionado, fijo, inamovible, en la Plaza de la Señoría, en Florencia, esperando a alguien que le ayude a que esa figura humana surja. A que cobre vida. Que tenga un nombre, una identidad y un propósito.

Cada artista que se acercaba a esta obra en progreso dejaba su marca en el mármol. ¿Qué intentaban? Descifrar su verdadera forma. Sin embargo, ninguno lograba desentrañar el misterio de esta piedra obstinada y de su personaje oculto. Durante más de setenta años, el bloque de mármol permaneció en su estado informe. Carente de identidad.

Todo cambió cuando un visionario artista, Miguel Ángel -justamente el de las Tortugas Ninja-, quien decidió enfrentarse al desafío de este bloque de mármol. Con una determinación inquebrantable, dedicó su talento y su visión para esculpir una obra maestra que perduraría en la historia del arte: hablamos del “David”.

Desde las manos expertas de ese artista, el mármol toma vida, revelando la figura esculpida de un hombre joven y poderoso. Cada detalle, desde los músculos tensos hasta la expresión serena en el rostro, captura la esencia del Renacimiento y la grandeza del ser humano. El “David” es símbolo de la esencia del ser humano, de su crecimiento y su desarrollo, hasta su perfección y su propósito.

Así, lo que una vez fue un bloque de mármol sin terminar, se transformó en una obra maestra que trasciende el tiempo y el espacio, inspirando a generaciones futuras con su magnificencia y su belleza atemporal.

Es increíble cómo el arte se convierte en un arquetipo del hombre: nacemos informes, en cierto sentido. Crecemos y nos formamos, al son del martillo y el cincel, y de esa forma, vamos cobrando forma. Identidad.

La obra no terminada y su transformación al David, también es un arquetipo de un liderazgo efectivo. Llegamos a la empresa con cierta forma, pero no terminados. Productos en constante perfección. Buscamos resurgir. Nacer de entre el mármol de los desafíos. Pero no podemos realizarlo por nosotros mismo. Es preciso un artista que tenga visión. Que vea, en esos bloques de mármol porosos, una obra de arte, un elemento valioso para la empresa. Y esa es la importancia del factor humano para las empresas: es importante tener en cuenta, que la razón de existir de una empresa, son sus personas, su gente. Y cada persona, cada colaborador, se le debe esculpir, a detalle, con paciencia, con visión. Pensando como Miguel Ángel, que detrás de esos bloques de mármol no terminados, se encuentra un colaborador lleno de vida, de visión, con valores arraigados, que agregarán un valor sin igual a la empresa. ¿Qué es el Louvre sin la Mona Lisa? ¿Qué son los Museos Vaticanos sin las obras de Rafael, Miguel Ángel y Da Vinci? ¿Qué es una empresa sin su gente, sin su bien más preciado? Cada uno de nosotros estamos hechos para ser obras de arte. Para no estar enterrados bajo tierra, sino para lucirnos dentro de ese gran museo: nuestra empresa.

El factor humano es esencial en el éxito de una organización. De ello no cabe duda. Jordan Peterson comentaba que el factor humano en una empresa es un bien “irrenunciable, irremplazable”. Hiram Terán comentaba que un gerente que no se enfoque en formar, capacitar, coachear a su equipo, ha perdido su identidad como gerente de ventas.

Dado este panorama, la pregunta surge: ¿qué identidad daremos a esas obras de arte no terminadas, que son nuestros colaboradores, nuestros equipos de trabajo, nuestra gente? Pasemos de una obra no terminada, a un David, imponente, glorioso, eterno.

Gilberto Martinez |  Gerente de Capacitación de Grupo Plasencia


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